Saltar en invierno: calentitos y seguros

Hacer paracaidismo en invierno sigue siendo una experiencia increíble. El color y las luces del cielo son aún más brillantes, y sentir el viento en la cara, aunque frío, es muy pracerozo. 

Pero, saltar en invierno también puede ser desafiante, sobre todo para las frioleras como yo. 

Y para que siga siendo una actividad segura y gratificante, aún en temperaturas bajo cero, debes prepararte adecuadamente. 

Muchos paracaidistas dicen que realmente no sienten frío en general, solo en las manos. Yo creí en eso por mucho tiempo. Es algo que puede parecer cierto, pero el hecho es que, cuando estás expuesto al frío, tu cuerpo entra en modo supervivencia, es una reacción normal de nuestro organismo. 

 Cuando la temperatura es baja, el cuerpo trata de calentar el núcleo principal donde están nuestros órganos vitales. Esto hace contraer nuestros vasos sanguíneos de las extremidades, limitando la circulación.

El resultado son manos, pies, nariz y oídos fríos. Si calientas tu núcleo vital, tu cuerpo puede ahorrar el calor para las otras partes del cuerpo y estarás más cómodo en general. 

Si saltas en invierno, aquí tienes algunos consejos a tener en cuenta:

CALIENTA TU CUERPO

Da igual la modalidad del paracaidismo que hagas, usas todo tu cuerpo para ello. Calentar y estirar es una buena idea antes de cualquier salto y en cualquier estación, pero en invierno es fundamental. 

Con el frío nos sentimos (y estamos) más agarrotados, por lo que, un calentamiento previo de los músculos nos ayudará y hará que nuestro corazón lata con más fuerza, llevando la sangre a todos los extremos. 

Bebidas calientes

Beber algo calentito antes y después del salto es buena idea para mantenernos calientes. ¿A quién no le gusta una infusión o un chocolate caliente en un día frío de invierno? 

CAPAS, CAPAS Y MÁS CAPAS

Lo ideal son capas finas y térmicas que retienen el calor. Si eres muy friolero, por lo general, dos camisetas térmicas de manga larga y un buen pantalón térmico serán suficientes.  Hay que evitar los abrigos muy voluminosos que pueden afectar la posición del arnés en tu cuerpo, o que estorben la localización de las anillas. 

Apuesta por calcetines de lana. 

Recuerda ¡quieres poder moverte cómodamente! Si usas capas hasta el punto que estás rígido, entonces no estás usando la configuración de ropa adecuada. Deberías poder estar cómodamente dentro de tu arnés y ver y coger las anillas sin dificultad.

Es mejor sentir un poco de frío que no poder moverse, al final, son solo 60 segundos de caída libre, pero debes poder realizar cualquier maniobra, principalmente el PE. 

GUANTES

Saltar sin guantes en invierno no es buena opción. Por ello, no es mala idea invertir en unos buenos protectores para las manos. 

Estos deben ser cálidos pero lo suficientemente delgados para permitir sentir el pilotillo y tener la destreza necesaria para coger el liberador y la anilla. También para que no se resbalen cuando tengas los frenos cogidos. 

PROTEGE TU CARA

Los cascos integrales ayudan en esta tarea pero debemos tener cuidado con el empañamiento. Con los guantes puestos, practica abrir la visera. 

Si saltas con un casco abierto, protege tus oídos y la cara del viento. Un pasamontañas o unas bragas calentitas te servirán. 

Después de estar completamente equipado y antes de embarcar, comprueba que nada inhiba tu visibilidad o movilidad. Cuando estés en el aire, debes ser capaz de ver tu altímetro, liberador y almohadilla del reserva sin problemas, además de poder comprobar el espacio aéreo a tu alrededor. 

Practica el PROCEDIMIENTO DE EMERGENCIA

Cuando saltamos en invierno, agregamos más elementos a nuestro salto. La temperatura, la ropa pueden ser diferentes a los que estamos acostumbrados. Hay quien solo usa guantes en invierno por ejemplo, y necesita “adaptarse” a sentir el pilotillo, a coger el liberador, etc…

Puede parecer algo sin mayor importancia, pero cuando añadimos nuevos elementos, por muy pequeños que sean, debemos practicar aún más nuestros procedimientos, sobre todo el de emergencia.

Hazlo varias veces con todo el equipo puesto antes de embarcar y hasta que tengas la destreza suficiente para realizar todos los procedimientos sin problemas. 

Si nos preparamos adecuadamente, los saltos en invierno son muy agradables. Sentir el viento en la cara, como se eriza cada poro de tu piel, ya sea por el frío o la emoción, o ambos, nos hace sentir vivos. Ya solo por eso, merece la pena… ¿No crees? 

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